Hasta que haya justicia: el aniversario del asesinato con arma de fuego de Gutierrez marcado por lágrimas y resolución

Esta vez las lágrimas corrieron libremente sobre la cara de Santos Gutierrez, y quien le puede echar la culpa. Tiene que ha sido un año horrifico desde que él perdió su hijo, Luis Gutierrez Navarro, y solamente con sospechas, pensamientos de un encubrimiento y blanqueo, y pocas explicaciones aparte del reporto usual del DA.

Hace un año habían dos cientos personas que marcharon en solidaridad; esta vez, si fueron un cuarto de este numero, tuvieron suerte. Pero este es un proceso que no puede ser marcado solamente por números. Hay que ser marcado por la pasión, la compasión y un poquito de fortaleza.

El hecho es que sabemos mucho más que sabíamos hace un año precisamente porque un pequeño pero decidido grupo de personas rehusó de tomar el no como una respuesta. Sin esos esfuerzos, la Comisión Independiente sobre Derechos Humanos del Condado de Yolo no existiría. Nuestro proyecto del Yolo Judicial Watch tampoco existiría.

Hace cinco meses desde que recibimos el reporto “oficial” y “final” y sin embargo se parece que haya mas preguntas que respuestas. El reporto mismo parece como un tipo de resumen, y nos da muchas mas preguntas. Como reportó el Vanguard la semana pasada, numerosos testigos no entrevistados por las autoridades se han ofrecido, y ninguno de ellos vieron un cuchillo ni vieron un ataque de Gutierrez contra un agente de la policía. Porque fue Gutierrez disparado en la espalda? Estuvo hullendo? Simplemente reaccionaron los agentes de la policía en forma exagerada? Precipitaron ellos la situación?

Posiblemente la pregunta más inquietante es, ¿por qué le señalaron a Gutierrez en primer lugar? Estaba caminando hacia el este desde el DMV en Woodland en Gum Ave a las 2 del tarde, un tarde probablemente como lo de ayer. Él no tuvo ningún antecedente penal conocido. No tuvo ningún confrontación conocida con la policía. Y a pesar de los esfuerzos de las autoridades de afirmar de lo contrario, nadie que le conoció tenía una idea de sus actividades con drogas ni pandillas.

La oficina del abogado del condado afirma que la investigación ha sido reabierta. Afirma también que hay una investigación activa del FBI. No obstante, testigos han dicho públicamente que no han tenido comunicaciones ni con el FBI ni con la oficia del DA en los meses recientes. Mientras tanto, el condado rehúsa dar documentos adicionales a la Comisión de Derechos Civiles ni de hacerlos públicos. Sin mas información, será difícil de seguir investigando el incidente, y es posible que el pueblo nunca conozca la verdad.

Para su familia y sus amigos, es un dolor constante. Su madre ha decidido desde hace tiempo no hablar esos acontecimientos porque son demasiados consumiendo. Puede ver el desgaste en la cara de Santos Gutierrez. Su hija mayor estuvo alla, pero estuvo llorando mas que menos. Es una cosa horrible que esta familia tiene que perdurar, y en una manera semi-pública, con el resplandor de las cámaras, ellos lloran y escuchan a las autoridades que no le conocieron a su hijo menospreciando su nombre.

Es irónico que el aniversario de la muerte de Luis Gutierrez viene en la víspera del 1 Mayo, el día de acción, y a una hora en la que ningún inmigrante, legal o ilegal; ninguna persona de herencia Mexicana (ciudadano o no), puede sentirse bien sobre su lugar en los EEUU.

La nueva ley de Arizona nominalmente da a los funcionarios locales el poder de detener estas personas que sospechan razonablemente de siendo un inmigrante ilegal. Latinos y otras personas de herencia hispánica tienen miedo de la posibilidad de que cualquiera persona con piel moreno será sujetado a la detención para razones racistas. La oleada de la oposición sigue creciendo.

Al Rojas, la figura controversial que ha organizado cientos para buscar explicaciones en la muerte de Luis Guitierrez, es menospreciado por las autoridades como un figura polarizante que trabaja no para la justicia, sino para la promoción personal. Lo que sus criticas faltan es que, aunque Sr. Rojas habla sin rodeos, esta cuestión se moriría hace mucho tiempo sin su presencia—como muchas otras se han muerto.

En su discurso ante de la protesta solemne, Sr. Roja habla directamente a la gente: “Hoy día, este día a las dos de la tarde, tres agentes secretos decidieron hacer un acto que consideramos un ejemplo del perfil racial. Un acto racista que hoy en Arizona el gobernador ha firmado. Legalizaron ya en Arizona una ley para hacer el perfil racial legalmente.”

Siguió, “Aquí in este país…debido al color de nuestro piel…y es la razón que requiere nuestra presencia. Que este acto nunca ocurra otra vez. Ni a un niño, ni un nieto o nieta en esta comunidad. El regalo que Dios nos da, la indiferencia para el valor de la vida, es algo que no podemos quedarnos callados…hasta que haya justicia.

La vigilia fue marcado por la oración, canciones, y gritos. Después de la vigilia, la muchedumbre volvieron a reunirse en la Estación de Policía de Woodland, donde miembros de la comunidad exigieron la justicia y esperaron que el Departamento de la Policía  haga público su reporto del incidente. Pero a pesar de los gritos, nadie del departamento se reunió con la gente. Según Rojas, un miembro del grupo escribió al departamento pidiendo una reunión con un representativo, pero no recibió una respuesta.

Fue un silencio que simboliza el silencio con lo que los oficiales han tratado esta cuestión desde el comienzo. Los líderes han evitado este grupo, y también han evitado respondiendo a las preguntas difíciles desde el comienzo. El reporto oficial parece más como un blanqueo que una explicación. Si los números han disminuido en el año pasado, es debido no a una falta de atención o preocupación, sino debido a la fatiga y desmoralización.

Las autoridades quieren retrasar el enfado y la indignación, pero en sus maneras, grupos formados van a cambiar el panorama para siempre. La lucha seguirá y la luz brillará. Como dijo Sr. Rojas…hasta que haya justicia.  

—Reportaje de David M. Greenwald, traducción de Samuel Bivins.

About The Author

David Greenwald is the founder, editor, and executive director of the Davis Vanguard. He founded the Vanguard in 2006. David Greenwald moved to Davis in 1996 to attend Graduate School at UC Davis in Political Science. He lives in South Davis with his wife Cecilia Escamilla Greenwald and three children.

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